Un beso es más que el simple
contacto, un beso es un acto de pasión pura. En ese sentido, dar un buen beso
es como hacer un atardecer eterno e impedir que un eclipse acabe. De muchas
otras maneras se ha descrito al ósculo; sin embargo, las ideas y aproximaciones
que se tienen de él nos han permitido concluir que besar es lo más maravilloso
que existe en esta galaxia. Así, autores como Bécquer, Cortázar, Gabriela
Mistral, Benedetti, muchos pintores (destacando a Gustav Klimt, René Magritte o
Roy Lichtenstein ), escultores, actores y demás artistas han descrito el beso
con el frenesí con el que se debe hacer, yo me atrevo a aseverar que realmente
un beso es indescriptible e incomparable porque la misma acción de besar nos
desintegra átomo a átomo y nos reconstruye a la velocidad de la luz anulando las capacidades mentales. Tal es así
nuestro afán por los besos que hasta incluso se tiene un día internacional en
su honor y en los siguientes párrafos les demostraré porque besarse debería ser
considerado un arte.
Según el poeta francés Alfred de Musset,
el único idioma universal es el beso y aunque no se le ha enseñado al ser humano como besar correctamente, estoy seguro que algunos nacen predispuestos a
aprenderlo mediante la sensibilización de los sentidos. Es por eso que
comenzaremos con uno de los besos más importantes: el primer beso. El primer
beso es el más trascendental entre ambos porque es muy posible que desengrane
algunas zonas del cerebro y haga que la dopamina inunde todo el cuerpo si es que es lo
suficientemente bueno. Ese beso, el cual pudo ser robado o haberse ocasionado
en una profunda mirada, entre los labios que se desconocen será el cimiento de
todo la relación afectiva y rocé a rocé irán enseñándole a los otros labios las
diversas técnicas adquiridas por experiencia o conocimiento recopilado. Y es
que en el primer beso uno se deshace y rehace miles de veces segundo a segundo. Ese beso será difícil al comienzo, luego, por
una inextricable conexión se nivelará los latidos y las razones para acordar un
ritmo. Las manos solo serán tímidas exploradoras del rostro y en algunas zonas
del pelo. Concuerdo con el escritor Raymond Chandler con una de sus tantas ideas: “El primer beso es mágico, el segundo
íntimo, el tercero rutinario”. Eso tiene
tanto de cierto, ya que el primer beso es inigualable a los siguientes que se
darán y se descubre un nuevo néctar de la inmortalidad, una nueva adicción y al
mismo tiempo libera también una tormenta de sensaciones y emociones en el cuerpo,
mente y alma. Además, causará la creación de
colores inimaginables que originan formas oníricas mientras cerramos los
ojos.
Del mismo modo, tenemos los besos
al estilo de Horacio Oliveira y su maga, en donde besar se convierte en un
exquisito arte que solo algunos logran entender y mejorar. Citando el famoso
capítulo de Rayuela de J. Cortázar :
“(…) las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los
labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde
un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis
manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu
pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de
peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es
dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del
aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor
a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.” Esa
clase de beso muestra no solo una comprensión del otro, sino también la calma,
la paz y relajación que besarse conlleva. Por eso, a veces, deben besarse como
si el hambre del mundo los invadiera,
deben besarse rápido con el corazón a mil hora por hora y con desesperación, pero- otras veces - debe
hacerse como si el tiempo se congelara por años y les sobrará la vida para
morir juntos en ese beso.
Asimismo, hay buenos besos que no
solo de dan con los labios, sino con varias partes del cuerpo donde se
involucran las manos, los codos, la
nariz e- incluso- las pestañas. Estos besos implican deshacerse de la
racionalidad por un momento y exaltar de todos los sentidos. Es decir, involucrar
cada sección del cuerpo dispuesta a entregarse. Allí, los dedos como alacranes recorren la fina arena de la espalda
del otro y como cangrejos deciden volver sobre sus huellas. Los dedos navegan
en cada rincón del océano inigualable, que ocupa desde la costa clavícula hasta
el golfo vientre. Y ellos navegan disparejos, formando con las estelas figuras
desconocidas aún por el ser humano mientras el otro parece ser apuñalado
suavemente al ritmo de los dedos. Los mismos dedos también llegan hasta las
palmas y realizan un suave aterrizaje; luego, serpentean suavemente en todas
las direcciones. De eso modo es que los codos como ramas al viento se deslizan
entre las lavas de un volcán y las tempestades del ártico. Toda la piel les
queda como un lienzo dispuesto a ser inmortalizado al contacto de los
vivificadores dedos que llenarán de colores y notas musicales inexistentes en
este universo cada espacio entre el cuello, la espalda, el torbellino del
ombligo, la anarquía de su pelo y los extintos bosques de sus cejas.
Los besos bajo la lluvia son de
lo más extravagantes que existen porque tienen su comienzo en el Bosón de Higgs
y su fin en el último rincón de la aguja en el pajar. Parecer ser que la misma
lluvia tiene mínimas proporciones de endorfinas en sus gotas para impulsar a
los amantes a besarse. Este beso es en definitiva, dentro de los conceptos de
muestras de afectos, uno de los más reconfortantes y apasionados que existen,
pues la lluvia desciende y borra las facciones del rostro, elimina el óleo con
el que el padre nos pintó, difumina , las acuarelas de nuestros ojos,
desencajan la melodía solemne del alma, nos deja al descubierto del mundo y las mismas gotas recorren como
conquistadores en segundos el mapa de la piel y la desnudan célula a célula
dejando que el beso sea lo único existente.
Desde besos bajo la lluvia hasta
besos fuera de este planeta como los de Horacio Oliveira, el beso seguirá
presente por los siglos de los siglos. Así, habiendo mencionado algunas
aproximaciones y tipos de beso entre pareja solo me queda recalcar que en un buen
beso uno se embriaga de cariño y ese mismo, se lleva todo lo malo de uno porque
se lleva el odio, la tristeza, la angustia, las guerras, el hambre, e incluso a todos los demonios y el mismo infierno. No
obstante, nos deja un nuevo universo creado a partir de la intensidad de esos
segundos; nos deja las flores de primavera;
nos deja el sol de Colán y la luna de Paita; nos deja el alma desnuda y nos deja el corazón
fusionado al del otro.
Paul Saavedra.
No puedo estar más de acuerdo con la intensidad del relato. El beso es bíblico, quiero decir que tiene millones de años de antiguedad. Y no hablo del beso hollywoodense sino de aquel que se da entre amigos, parientes y, ciertamente, personas que se amen.
ResponderBorrarMe ha gustado el desarrollo, lo apruebo como propio y, sobre todo, su conclusión final: nos deja las flores de la primavera, nos deja el sol de.......Gracias.